Amélie Nothomb
Primera sangre
Anagrama, 2023
En la primera página de este libro encontramos a un hombre frente a un pelotón de fusilamiento. Estamos en el Congo, en 1964. Ese hombre, secuestrado por los rebeldes junto con otros mil quinientos occidentales, es el joven cónsul belga en Stanleyville. Se llama Patrick Nothomb y es el futuro padre de la escritora.
Partiendo de esta situación extrema, Amélie Nothomb reconstruye la vida de su padre antes de ese momento. Y lo hace dándole voz. De modo que es el propio Patrick quien narra en primera persona sus peripecias. Y así sabremos de su padre militar, muerto en unas maniobras por la explosión de una mina cuando él era muy pequeño; de su madre desapegada, que lo mandó a vivir con los abuelos; del abuelo poeta y tirano, que vivía ajeno al mundo; de la familia aristocrática, decadente y arruinada, que tenía un castillo; del hambre y las penurias durante la Segunda Guerra Mundial.
Sabremos también de sus lecturas de Rimbaud; de las cartas de amor que escribía para un amigo y que en nombre de la amada respondía
la hermana de esta; de los dos verdaderos escritores de las cartas, que acabaron enamorándose y casándose; de su aprensión a la sangre, que podía provocar que se desmayase si veía una gota; de su carrera diplomática… Hasta llegar de nuevo a esos momentos terribles del inicio, en que apartaba la vista para no ver sangre derramada de otros rehenes pero tuvo que mirar a la muerte a los ojos.
En Primera sangre, su novela número treinta, galardonada con el Premio Renaudot en 2021, Amélie Nothomb rinde tributo a su padre, que acababa de fallecer cuando la autora emprendió la escritura de esta obra. Y así reconstruye el origen, la historia de su familia antes de que ella naciera. El resultado es un libro vivaz, intenso, trepidante; dramático a ratos, y muy divertido en otros momentos. Como la vida misma.
Puntuación
Reseña
Este libro es un claro ejemplo de cómo contar de forma novelada la increíble historia de tu padre y que sea finalmente una historia digna de leer.
En apenas 152 páginas, Amélie Nothomb nos relata los primeros pasos, infancia y momentos más reseñables de la vida de Patrick Nothomb, su padre. Qué mejor razón para hacerle este pequeño homenaje tras haber fallecido en plena pandemia y del que su hija no pudo despedirse ni ir a su entierro.
Había leído por las redes sociales que no era de los mejores libros de la autora, pero como era de esperar, tenía que comprobarlo por mí mismo. Siempre que publica nuevo libro, siento que he de leerlo. No sé si puedo ser objetivo, ya que me encanta la escritura de Nothomb, siempre termina atrapándome. Si que he de admitir que no ha sido el libro que recomendaría para aquel que quiera comenzar a leer a Amélie, pero ha resultado ser una lectura ligera, entretenida y me ha dado a conocer los interesantes orígenes de una autora a la que sigo desde hace años.
El libro comienza en un punto crucial para Patrick Nothomb cuando tan solo tiene 28 años, justo en el momento que aparentemente va a ser fusilado por un pelotón de soldados. Este es el instante donde le viene todo su pasado a su cabeza, y como si de una revisión de su vida se tratara, comienza a contarnos en primera persona su historia.
Una infancia marcada por sus familias, que tras haberse quedado sin padre, vive sus primeros pasos a galope entre el hogar de sus abuelos maternos y paternos. De estos últimos son de los que recibe el apellido Nothomb, los cuales viven en un el castillo de Pont d’Oye, en las Ardenas, junto a innumerables tíos y hermanos de diferentes edades. Su infancia también es marcada por el hambre y las penurias que se vivían en plena Segunda Guerra Mundial. Es también muy influenciado por la poesía tras descubrir los escritos de Rimbaud.
Amélie se mete de lleno en la piel de su padre y pone las palabras que él mismo nos contaría. Así conocemos cómo evoluciona su vida hasta llegar a otro punto clave en su vida. Consigue ser diplomático belga en el Congo recién independizado y pasa cuatro meses secuestrado por la oposición revolucionaria. Durante este tiempo negociará con los rebeldes en lo que fue la mayor toma de rehenes, de la que él mismo formó parte.
Ha merecido la pena leer los antecedentes y anécdotas del padre de Amélie, que de una forma entretenida nos pone en la piel de su padre.