Qué voy a decir ya de Murakami que no haya dicho antes. Siempre es genial volver a él, pero lo de esta vez ha sido super especial. Esta lectura va directamente a mi lista de libros favoritos leídos en 2024.

Es una lectura sencilla, pero es tal la atmósfera misteriosa que siempre crea este hombre en sus libros, que una vez que lees unas páginas, te atrapa y ya no puedes dejarlo.

La novela nos cuenta la conexión que tuvo Hajime, cuando era niño, con Shimamoto, una compañera de escuela. Tras un tiempo compartiendo parte de su infancia, ingresan en diferentes escuelas y se distancian.

Con el paso del tiempo, siente que Shimamoto es su alma gemela, que no habrá nadie que le haga sentir lo que sentía cada vez que estaba con ella, la única persona de su vida con la que ha sido él mismo. Esto siempre quedará para el resto de su vida en su cabeza. Siempre soñando con un posible reencuentro.

Y como siempre en esta vida… llegan las casualidades. Cuando pensabas que tenias todas las respuestas, llega alguien y te las cambia.

Ya con 36 años, felizmente casado y siendo padre de dos hijos, Hajime se reencuentra inesperadamente con ella. Aquí comienza la increíble dualidad entre la nostalgia y realidad. Este reencuentro hará que se plantee todo su presente, siente que el corazón le vibra de nuevo cada vez que tiene delante a Shimamoto.

Hajime siente que ella ha vuelto para rellenar los huecos vacíos que le faltan en su vida, pero irremediablemente vuelve loca su cabeza. No sabe realmente qué hacer con lo que siente.

No quiero desvelar mucho más, pero si ya de por sí esta historia remueve tu cabeza, más aún cuando el final de libro es de esos que deja se dejan abiertos para pienses diferentes posibles finales. Yo me quedo con varios posibles finales, no puedo pensar y elegir en uno solo.

Es un genio este Murakami.

—Cuando te miro, tengo la sensación de estar viendo una estrella lejana —dije—. Es muy brillante. Pero la luz que veo fue emitida hace decenas de años. Y ahora la estrella tal vez ya no exista. No obstante, a veces esa luz me parece más real que cualquier otra cosa en el mundo.

Todo lo que tiene forma desaparece antes o después. Sin embargo, hay un tipo de sentimientos que permanecen para siempre.

Me sentía lleno de felicidad. Aquel dulce tacto me caldeó el corazón durante muchos días. Pero, al mismo tiempo, me turbó, me confundió, me angustió. ¿Qué diablos tenía que hacer con aquella felicidad? ¿Hacia dónde debía conducirla?.