La bajamar. Aroa Moreno

Aroa Moreno

La bajamar


Adirane regresa a la casa familiar de su pueblo junto a la ría, en el norte del País Vasco, con la frágil excusa de registrar la última memoria de infancia de su abuela Ruth durante la Guerra Civil. Ha dejado atrás a su marido y a su hija de cinco años, sin siquiera una explicación, para intentar encontrar un nuevo punto de partida desde su propio pasado. En la casa vive también Adriana, su madre, con quien no se habla desde hace años.

¿Qué significa criar o cuidar de alguien bajo tres contextos históricos y políticos muy dispares y en un territorio casi permanentemente tensado? En esta novela, madres e hijas de diferentes generaciones irán tejiendo, con el ritmo y la fuerza de las mareas, una genealogía zarandeada por secretos familiares y enfrentamientos que hasta ahora las han mantenido alejadas, viviendo vidas separadas por los muros de lo que nunca se dice.

Aroa Moreno Durán, con una prosa hermosa y evocadora, pero también visceral e inmisericorde, nos conduce por casi un siglo de nuestra historia reciente: el horror de la guerra, el desarraigo del exilio, los años del plomo, la casa vacía y la vida vencida, y aún más allá, desde los secretos del pasado hasta la huida del futuro.

Comprar libroEbook / Kindle

Puntuación


Reseña


Es 1 de mayo, día de la madre y estoy escribiendo esta reseña. Aunque tú la leerás algo más tarde, qué mejor día para analizar la segunda novela de Aroa Moreno, un libro en el que la maternidad es uno de los principales protagonistas de la historia.

Se trata de una novela donde se le da voz a tres generaciones de mujeres de la misma familia (madre, hija y abuela) a lo largo del pasado reciente de nuestro país, como es la Guerra civil, dictadura, o el conflicto vasco que tantas vidas se ha llevado por delante.

La historia comienza cuando Adirane, la tercera generación de mujeres, decide repentinamente abandonar Madrid, así como a su pareja e hija de cinco años y regresar a la que fue su casa durante su infancia en el Pais Vasco, con la excusa de grabar y documentar la memoria de su abuela Ruth. Realiza una huída hacia adelante tras sentir que vive una vida en pareja complicada, rutinaria e insatisfecha, con el pensamiento recurrente de que algo malo va a suceder, con el fin de así salvar a su hija.

A raíz de aquí, se va recorriendo la dura vida que llevó su abuela, la que puede servir como de referente y memoria colectiva de lo que han vivido multitud de mujeres a lo largo de la Guerra civil, la triste experiencia del exilio y lo duro que sería para muchas de esas mujeres abandonar a sus hijos par salvarlos.

Como un déjà vu, estamos viviendo recientemente parte de lo que cuenta Aroa en esta novela, con el conflicto ruso en Ucrania. Lo duro que debe de ser en mitad de los bombardeos, dejar a tus hijos solos a bordo de un barco para que se salven y logren tener una vida mejor.

«Piénsalo, piensa bien lo que es poner un niño en un barco ahora que no se les pierde nunca de vista. Decirles a tus niñas que no pasa nada, estaréis bien, nosotros estaremos bien. Mentirles en la cara, decir: Volveremos a vernos, volveremos a estar todos juntos. Y ahora suéltales la mano. Suéltate de su carne y cambia la mirada. Sonríeles. Ve alejarse el cuerpo de todas tus hijas niñas. Niñas asustadas en un barco que una no sabe ni adónde va ni hasta cuándo va y decirles: Nada va a pasaros. Nada va a pasarme a mí. Y decir adiós. Abrazar al pequeño muy cerca, porque el pequeño se queda, porque una madre no puede quedarse completamente sola. Pero soltar las otras manos. Soltarlo todo. Despedirse.»

Me ha gustado mucho como juega metafóricamente con el título de la novela; lo que logra hacer la bajada de la marea; dejar al descubierto acontecimientos familiares que han sido ocultos durante largo tiempo, silenciados durante mucho tiempo que terminan tarde o temprano saliendo a la luz.

Un libro que a pesar del dolor que hay en cada una de la historias de las tres mujeres, lo hace con una gran belleza y cargado de sentimientos, secretos, y en el que se le da voz a unas valientes mujeres, las verdaderas heroínas de una época en la que eran las únicas que se hacían cargo de proteger a sus hijos, ya que los hombres como bien sabemos, ausentes en sus casas, se iban a «hacer la guerra».

“Nadie sabe lo que significa tener que salvar a un hijo hasta que tiene que hacerlo. Pero uno lo hace. Lo harías. Tú también lo harías.”