Ha sido una lectura bastante amena y además diferente a la típica novela que suelo leer últimamente. De vez en cuando merece la pena cambiar de estilo.

Se trata de las vivencias, escritas en primera persona, de David Jiménez durante el año que ejerció como director en el famoso diario El Mundo, periódico que todos conocemos y uno de los más importantes del país.

Tras haber trabajado en el periódico, lejos de la redacción y durante dieciocho años, como corresponsal en Asia, es elegido como director y comienza a trabajar en la dirección del periódico desde las oficinas ubicadas en Madrid. Una de las anécdotas que nos cuenta es que al llegar a la sede del periódico, ni el guardia de seguridad de El Mundo lo conocía, a pesar de haber pasado gran parte de su vida trabajando para dicho diario.

David Jiménez comienza difícilmente y con grandes obstáculos su etapa como director en el periódico, al haber llegado justo tras la publicación de los papeles de Bárcenas. A lo largo de varios capítulos conocemos que tenía una gran presión con la cúpula jerárquica del periódico, ya que había gente muy de la mano del gobierno, entonces del PP, y había una gran presión por que no mostrara la realidad de dicho escándalo. Nada más llegar ya tenia una difícil elección, seguir a lo que le recomendaban, o dicho de otra manera, hacerle la «pelota» al gobierno, o ir en contra de ellos, mostrando la realidad e informando a la sociedad objetivamente. David Jimenez, en este caso, votó por sus principios, que es informar de la realidad, aunque fuera en contra del gobierno. Ya en su comienzo en El Mundo tuvo bastantes trabas a la hora de ejercer como director.

El joven reportero quería realizar una revolución y modernizar este diario tradicional, tirando hacia lo digital, pudiendo informar así a través de internet con una imagen actualizada. Se encontró con otras mil barreras; la tecnología e infraestructuras que disponía no eran las adecuadas para poder ponerlo en marcha.

Como ya imaginaba incluso antes de leer este ejemplar, David nos cuenta la gran corrupción que existe aún hoy en día en los periódicos en beneficio de los políticos, con una prensa comprada según el interés del poder. Acostumbrado a trabajar como corresponsal e informar objetivamente, le fue complicado no ser influenciado por el poder. Según pasaba el tiempo veía que podía ir fuera de la dirección en caso de no seguir las ideas que le implantaba la cúpula del periódico.

En resumen, un libro bastante actual e interesante donde conocemos la gran manipulación que hay tras las noticias de uno de los periódicos más importantes del país. Todo escrito desde el punto de vista de David Jiménez, escrito con valentía y de forma vengativa tras haber sido cedido por apoyar sus principios, la de informar objetivamente en contra de los empresarios que intentan controlar la información.