Paul Auster
Mr. Vértigo
Booket, 2014
En las calles de Saint Louis, a principios del siglo XX, el Maestro Yehudi propone un trato a Walt, un joven huérfano que posee «el don»: si se marcha con él, le enseñará a volar; y, si no lo consigue, el niño puede vengarse del engaño cortándole la cabeza. Así comienza una fábula, un viaje, un aprendizaje y una vida. Junto a la anciana madre Sue y al bondadoso chico etíope Aesop Walt experimentará, no sin sufrimiento, la poderosa fuerza de la voluntad y del deseo.
Puntuación
Reseña
… y vuelvo a mi autor estrella, vuelvo a leer al gran Paul Auster.
Me suele repetir mucho, diciendo que es mi autor favorito al que siempre vuelvo, y por ello me cuesta incluso ser objetivo con la reseña. Esta vez he de decir que no ha sido uno de los libros que más me han gustado del autor, aunque tampoco el que menos.
Consiguió que me enganchara mucho en su comienzo, pero cuando tan solo faltaban unas 50 páginas, perdí algo el interés. Y es un apena, ya que estaba siendo una lectura súper amena, pensando que sería uno de mis favoritos.
En esta ocasión, Auster nos muestra la historia de Walter Rawley, un chico que cuanto tenía tan solo nueve años hizo un pacto con un hombre, el maestro Yehudi, que prometió enseñarle a volar antes de que cumpliera trece años, tras vivir una vida solitaria, sombría y empobrecida. El joven Walt decide arriesgarse e irse con Yehudi, y este encuentro fortuito lo lleva a una granja en la remota región de Kansas.
En esta primera parte del libro conocemos el duro entrenamiento para lograr elevar sus pies del suelo, conviviendo en la granja junto al maestro y otros dos personajes, con Madre Sioux, y Esopo, un etíope lisiado que lo enseña a leer y escribir. Tras una dura insistencia, logra desafiar la gravedad, levantándose unos centímetros del suelo y en este punto, una nueva vida despega, convirtiéndose en Walt, el Niño Prodigio. Un comienzo de libro cargado de misterio donde vemos el duro entrenamiento a manos del maestro Yehudi, recordándome a la película de Karate KId.
El maestro Yehudi cree que las personas no pueden levantarse del suelo porque se les enseñó que tales cosas son imposibles, y que solo aquellos con suficiente fuerza de voluntad, pueden conseguirlo.
La segunda parte del libro es la que nos lleva a la edad adulta de Walt, y para mi, perdió la magia y misterio que tiene la primera. En esta parte, conocemos la gira que realizan por diferentes países tras convertirse Walt en una celebridad nacional, haciéndose famosos y consiguiendo gran cantidad dinero con sus actuaciones.
Walt desarrolla la misma enfermedad que aflige a casi todos los levitadores, según el maestro Yehudi, intensos dolores de cabeza insoportables y tras cada levitación. El Maestro esperaba que Walt fuera una excepción.
A modo de fábula, nos da a reflexionar en que si realmente quieres algo y estás dispuesto a hacer el esfuerzo nada te será imposible, pudiendo lograrlo sin importar cuán humildes sean tus comienzos. Un libro recomendable cargado de imaginación, metas y deseos.
Buenas, primero quería felicitarte por la página, he llegado a ella en busca de una reseña después de recibir un mail de navidad del suplento Babelia en busca de una autora «promesa» y me he encontrado con todas estas reseñas tan bien contadas y con un diseño perfecto. En segundo lugar, estoy releyendo este libro, lo tenía guardado, herencia de mi padre, quien me había presentado este y el resto de los libros del, como tu nombras, el gran Paul Auster y acá podría agregarte un dato no menor, que es cuando en su mejor técnica cinematográfica, Auster relata el asesinato de Madre y del hermano, de la nueva vida de Walt. Si bien no he llegado a esas últimas páginas, que cuentas, en mi relectura después de varios años, el tema central de esta gran novela, lo es todo… poder volar! Qué tengas una linda navidad y sigas con esta web tan interesante que no dista mucho de aquel evento mágico que es separar lo pies del suelo, por un instante y crear contenidos en un inmenso océano de datos, para que alguien te conteste desde otros remotos lares.