No puede haber sido más acertado el título de esta novela. Una novela muy actual y de lectura ágil que ha sido devorada en cuestión de pocas horas, que me ha tenido intrigado hasta su final.

Como dice la sinopsis, todo comienza cuando Carlo, que tras trece años viviendo en Berlín, regresa a su ciudad natal (Barcelona) tras la muerte de su madre, y el mismo día, en el tanatorio, se encuentra con Miguel y Victoria, una pareja compuesta por su mejor amigo de la infancia y su primer amor adolescente. La pareja tiene una relación consolidada, con una hija en común, hasta que la vuelta de Carlo hace que se tambalee los cimientos de su relación.

La pareja, haciendo un buen acto de amistad, invita a su amigo Carlo a pasar unos días con ellos en una masía en el Empordá, para hacer que este desconecte y así poder apoyarlo en unos días tan duros como puede ser la muerte de una madre. Hay momentos que los personajes viven anclados en el pasado, como es el difícil reencuentro con Victoria, con la que existe una alta tensión sexual, recordándole los capítulos pasados de su vida, y haciendo que caer en la tentación sea un gran dilema entre su cabeza y corazón. A partir de este reencuentro se desarrolla una trama que cambiará la vida de los tres personajes.

Toni Gasa ha conseguido con esta novela que te metas de lleno en la historia sintiéndote uno más de los personajes, donde a veces empatizas más con los pensamientos de Victoria, otras veces sintiéndote más cerca de Miguel y otras en los relámpagos que ocasiona Carlo en la relación.

Alta dosis de pasión, amistad, celos, nostalgia y un intenso triángulo amoroso es lo que encontrarás en tan solo 184 páginas que componen el libro, donde te mantiene en vilo hasta su última página y te deja con ganas de saber más sobre la vida de los tres personajes tras los acontecimientos que viven durante esta novela.